Con una Plaza de San Pedro repleta por el Domingo de Ramos, el papa Francisco ignoró la homilía que tenía preparada e improvisó por completo, en un alejamiento notable de la práctica. Después, bajó del papamóvil para posar en "selfies" con jóvenes de la multitud.
En su homilía, Francisco pidió a las personas, incluido él mismo, mirar en el corazón para ver cómo están viviendo sus vidas.